¿Es razonable «Sola Scriptura»?

Título: ¿Es razonable «Sola Scriptura»?
Autor: Mark J. Bonocore
Copyright by Mark J. Bonocore. All rights reserved.
Original en Inglés: Is Sola Scriptura Reasonable?
Traducción: Alejandro Villarreal de Biblia y Tradición, 2008.

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Proposición: ¿Es razonable el método «Sola Scriptura» para interpretar ortodoxamente el cristianismo? Examinemos los hechos:

Hecho: No existe ninguna enseñanza en la Sagrada Escritura que apoye «Sola Scriptura» o «Solo por la Biblia» y diga que es suficiente como regla de fe cristiana.

Hecho: Existen enseñanzas en la Sagrada Escritura que apoyan y sustentan tanto a la enseñanza por la Escritura como por la Tradición oral (2Tesalonisences 2:15; Filipenses 4:9; 1Corintios 11:2; 2Tesalonisences 3:6)

Hecho: No existe nada en la Escritura que sugiera que vendría un tiempo en que esta expresión dual de la verdad cristiana (Escritura y Tradición oral) se terminaría.

Hecho: Tampoco existe nada en la Escritura que señale una divina selección o lista de los libros inspirados (esto es, el actual canon del Nuevo Testamento)

Hecho: No existe afirmación alguna en ninguno de estos libros del Nuevo Testamento que diga explícitamente que estos libros fueron inspirados divinamente. Esto es especialmente significativo cuando se citan referencias de la revelación divina en los libros del Nuevo Testamento (por ejemplo, Efesios 3:3). Y muchos escritos cristianos excluidos del canon del Nuevo Testamento que también contienen referencias de la inspiración divina (por ejemplo, El Apocalipsis de Pedro, el Protoevangelio de Santiago, etc.)

Hecho: El canon del Nuevo Testamento no fue decretado hasta el 397 A. D. (Anno Domini) en el Concilio de Cartago por una Iglesia que claramente aceptaba tanto la Escritura como la Tradición oral como regla de fe.

Hecho: Ejemplos de esta Tradición oral están documentadas en tiempos tan tempranos como el 90 A. D., tiempo en el cual muchos que conocieron a Cristo, incluido el apóstol Juan, aún vivían.

Esta documentación puede encontrarse en 1Clemente a los Corintios, una epístola no-canónica que era considerada como divinamente inspirada por numerosos Padres de la Iglesia y comunidades cristianas (especialmente Corinto), hasta que fue excluida del Nuevo Testamento en 397 A. D.

Hecho: Tres de estas tradiciones orales documentadas en 1Clemente son:

1. Pedro y Pablo ministros en Roma

2. La sucesión apostólica.

3. La Eucaristía como Sacrificio.

1. Sobre Pedro y Pablo en Roma, 1Clemente 5:1 dice:

Pongámonos delante los nobles ejemplos que pertenecen a nuestra generación. Por causa de celos y envidia fueron perseguidos y acosados hasta la muerte las mayores y más íntegras columnas de la Iglesia. Miremos a los buenos apóstoles. Estaba Pedro, que, por causa de unos celos injustos, tuvo que sufrir, no uno o dos, sino muchos trabajos y fatigas, y habiendo dado su testimonio, se fue a su lugar de gloria designado. Por razón de celos y contiendas Pablo, con su ejemplo, señaló el premio de la resistencia paciente. Después de haber estado siete veces en grillos, de haber sido desterrado, apedreado, predicado en el Oriente y el Occidente, ganó el noble renombre que fue el premio de su fe, habiendo enseñado justicia a todo el mundo y alcanzado los extremos más distantes del Occidente; y cuando hubo dado su testimonio delante de los gobernantes, partió del mundo y fue al lugar santo, habiendo dado un ejemplo notorio de resistencia paciente.

2. Sobre la sucesión apostólica, 1Clemente 42:1-4 dice:

Los apóstoles recibieron el Evangelio para nosotros del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado por Dios. Así pues, Cristo viene de Dios, y los apóstoles de Cristo. Por tanto, los dos vienen de la voluntad de Dios en el orden designado. Habiendo recibido el encargo, pues, y habiendo sido asegurados por medio de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y confirmados en la palabra de Dios con plena seguridad por el Espíritu Santo, salieron a proclamar las buenas nuevas de que había llegado el reino de Dios. Y así, predicando por campos y ciudades, por todas partes, designaron a las primicias (de sus labores), una vez hubieron sido probados por el Espíritu, para que fueran obispos y diáconos de los que creyeran. Y esto no lo hicieron en una forma nueva; porque verdaderamente se había escrito respecto a los obispos y diáconos desde tiempos muy antiguos; porque así dice la escritura en cierto lugar: Y nombraré a tus obispos en justicia y a tus diáconos en fe.

1 Clemente continúa con este pensamiento en 44:1-2, que dice:

Y nuestros apóstoles sabían por nuestro Señor Jesucristo que habría contiendas sobre el nombramiento del cargo de obispo. Por cuya causa, habiendo recibido conocimiento completo de antemano, designaron a las personas mencionadas, y después proveyeron a continuación que si éstas durmieran, otros hombres aprobados les sucedieran en su servicio.

3. Sobre la Eucaristía como Sacrificio, 1Clemente 40 dice:

Por cuanto estas cosas, pues, nos han sido manifestadas ya, y hemos escudriñado en las profundidades del conocimiento divino, deberíamos hacer todas las cosas en orden, todas las que el Señor nos ha mandado que hiciéramos a su debida sazón. Que las ofrendas y servicios (la Eucaristía) que Él ordena sean ejecutados con cuidado, y no precipitadamente o en desorden (1Corintios 11:17:34), sino a su tiempo y sazón debida. Y donde y por quien Él quiere que sean realizados, Él mismo lo ha establecido con su voluntad suprema; que todas las cosas sean hechas con piedad, en conformidad con su beneplácito para que puedan ser aceptables a su voluntad. Así pues, los que hacen sus ofrendas al tiempo debido son aceptables y benditos, porque siguiendo lo instituido por el Señor, no pueden andar descaminados (1Corintios 11:27-30). Porque al sumo sacerdote (es decir, el obispo) se le asignan sus servicios propios, y a los sacerdotes (o presbíteros) se les asigna su oficio propio, y a los levitas (diáconos) sus propias ministraciones. El lego debe someterse a las ordenanzas para el lego… Porque no será un pecado nuestro leve si nosotros expulsamos a los que han hecho ofrenda de los dones del cargo del obispado de modo intachable y santo.

Hecho: La demostración temprana (90 A. D.) de la «Eucaristía como Sacrificio» no solo pone a las enseñanzas de Pablo en 1Corintios 10:16-22 en perspectiva (así como los otros versículos de 1Corintios antes citados), sino también testifica el uso de la palabra «Tradición» por Pablo en 1Corintios 11:2 y 2Tesalonisences 2:15. Usando a la Eucaristía como ejemplo, no puede uno decir que «Tradición» en 2Tesalonisences 2:15 se refiere a una enseñanza única, válida solo para ese momento, de Pablo a los Corintios, sino al contrario, a una institución, ejercitada semanalmente en la celebración de la Eucaristía misma. ¡Esto es especialmente notable cuando nos damos cuenta que San Pablo en 1Corintios y San Clemente aquí en 1Clemente escriben a la misma ciudad-iglesia (con 35-40 años de diferencia) y que ambos escritos fueron difundidos por todo el orbe y consideradas ambas como divinamente inspiradas, por los Corintios, por 300 años!

La continuación de tal tradición oral es aún mas admirable cuando nos damos cuenta que el autor de 1Clemente, es decir, San Clemente de Roma, era un íntimo colaborador del apóstol Pablo, como Pablo mismo lo testifica en Filipenses 4:3, en donde Clemente es llamado «colega» y «que ha luchado mucho por el Evangelio conmigo». La evidencia de que se refieren al mismo hombre nos la da San Ireneo, en un escrito del 180 A. D. tratando el tema como si fuese una doctrina bien conocida.

Sin embargo, si persistiese alguna duda acerca del conocimiento general en la Iglesia de estas tres tradiciones orales encontradas en 1Clemente (Pedro y Pablo en Roma, la Sucesión Apostólica y la Eucaristía cono Sacrificio), consideremos el testimonio de San Ignacio de Antioquia, discípulo del apóstol Juan, ¡quien escribió 10 años después que Clemente de Roma sobre el tema y desde el otro lado del mundo conocido!

1. Sobre Pedro y Pablo en Roma, Ignacio escribe en su Epístola a los Romanos 4:3:

«No os mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo. Ellos eran apóstoles, yo soy un reo»

2. Sobre la Sucesión Apostólica, la Epístola de Ignacio a los habitantes de Esmirna 8:1-2, dice:

«Seguid todos a vuestro obispo, como Jesucristo siguió al Padre, y al presbiterio como los apóstoles; y respetad a los diáconos, como el mandamiento de Dios. Que nadie haga nada perteneciente a la Iglesia al margen del obispo. Considerad como eucaristía válida la que tiene lugar bajo el obispo o bajo uno a quien él la haya encomendado. Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la iglesia universal.»

3. Sobre la Eucaristía como Sacrificio, la Epístola de Ignacio a los habitantes de Esmirna 6:2 y 7:1, dice:

«Pero observad bien a los que sostienen doctrina extraña respecto a la gracia de Jesucristo que vino a vosotros, que éstos son contrarios a la mente de Dios. No les importa el amor, ni la viuda, ni el huérfano, ni el afligido, ni el preso, ni el hambriento o el sediento. Se abstienen de la eucaristía (acción de gracias) y de la oración, porque ellos no admiten que la eucaristía sea la carne de nuestro Salvador Jesucristo, cuya carne sufrió por nuestros pecados, y a quien el Padre resucitó por su bondad.»

También, en la Epístola a los habitantes de Filadelfia 3:2-4:1 dice:

Porque todos los que son de Dios y de Jesucristo están con los obispos… Sed cuidadosos, pues, observando una eucanstía (porque hay una carne de nuestro Señor Jesucristo y una copa en unión en su sangre; hay un altar, y hay un obispo, junto con el presbiterio y los diáconos mis consiervos), para que todo lo que hagáis sea según Dios.

Por consiguiente:

Hecho: Estos dos hombres, Clemente e Ignacio, quienes conocieron a los apóstoles, enseñaron tanto la Escritura como la Tradición oral, la Tradición que nos refiere San Pablo en 2Tesalonisences 2:15.

Hecho: Fueron también estos hombres y la Iglesia que guiaron, y que vivieron bajo la Escritura y la Tradición, quienes preservaron los libros del Nuevo Testamento que tenemos hoy, preservando también la correcta doctrina en contra de los cismáticos y herejes que formularon toda clase de doctrinas acerca de Jesucristo y Su Iglesia.

Hecho: Los obispos que seleccionaron el definitivo y universal canon del Nuevo Testamento fueron los sucesores de estos hombres y sostuvieron el mismo cuerpo doctrinal de la Tradición que Clemente e Ignacio protegieron a finales del siglo I y principios del II.

Se sigue, por lo tanto, que lo que actualmente tenemos es la continuación de la Tradición Cristiana y que nunca ha incluido la doctrina de Sola Scriptura o Sólo por la Biblia.

Proposición: ¿Fueron la Escritura y la Tradición reglas de fe para los antiguos judíos?

Hecho: Sí lo fue. Conjuntamente con las Escrituras del Antiguo Testamento, los judíos seguían muchas tradiciones orales antiguas, muchas de las cuales se registraron en el Talmud.

Hecho: Jesús mismo vivió bajo tales tradiciones orales.

Hecho: No sólo el Señor vivió bajo tales tradiciones, sino que está registrada una ocasión en la que Él defiende una en Mateo 23:

Entonces Jesús habló a las muchedumbres y a sus discípulos, 2diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. 3Haced, pues, y guardad lo que os digan, pero no los imitéis en la obras, porque ellos dicen y no hacen.

Hecho: La «cátedra de Moisés» se refiere a la autoridad que tuvo Moisés para enseñar, de acuerdo a la antigua tradición oral judía.

Por ejemplo, está registrado en el Misdrash Rabbah:

[Traducción libre del inglés de Biblia y Tradición]:

«Hicieron una silla para él (Moisés) como la de sus defensores, en la que uno se sienta pero parece que está de pié» (Éxodo Rabbah 43:4)

También, la Pesitka siRav Kahana 1:7 menciona la «silla de Moisés» y los editores de la versión inglesa comentan:

«El sitio particular en la sinagoga donde los líderes acostumbran sentarse, era metafóricamente conocido como la «silla o cátedra de Moisés» o como «El Trono de la Torá», simbolizando la sucesión de los maestros de la Torá (desde Moisés) en todas las épocas»

Hecho: La «silla o cátedra de Moisés» es un elemento de la tradición judía antigua que supuestamente data desde los tiempos de Moisés mismo, sin embargo no está registrada en ninguna parte de las Escrituras del Antiguo Testamento ya que es estrictamente una Tradición oral.

Hecho: Aún así, no estando registrado tal testimonio en el Antiguo Testamento, Jesús, quien es la Palabra de Dios misma, da testimonio de su legitimidad.

Por lo tanto, debe ser admitido que la Palabra de Dios, como parte del Antiguo Testamento, no se manifiesta exclusivamente por medio de un registro escritural, sino que llega hasta nosotros a través de la Tradición oral viva. La idea de que los escribas y fariseos (padres de Israel) fueron los sucesores directos de la autoridad de Moisés no está registrada en ninguna parte de las Escrituras del Antiguo Testamento, aún así, Él quien es la Palabra de Dios nos dice esto basado en la Tradición oral.

Pregunta: ¿Existen otros casos de las Tradiciones orales del Antiguo Testamento (no contenidas en éste) registradas en el Nuevo Testamento?

Hecho: Sí lo están. Entre éstas están: 1Corintios 10:4 (en donde se habla de la roca en el desierto que seguía a los niños de Israel en los tiempos de Moisés… y que no está registrada en la Escritura, sino sólo se le puede encontrar en la tradición oral judía, incluso hasta nuestros días). Judas 9 y Judas 14 (en donde el apóstol cita tradiciones extra-escriturales o no contenidas en ésta acerca de Miguel y Satanás luchando sobre el cuerpo de Moisés y que conduce a una profecía de Enoch, y que no está contenida en el Antiguo Testamento). 2Timoteo 3:8, Pablo directamente nombra a los dos magos egipcios que se contravenían a Moisés ante el Faraón en Éxodo 7:11-13, pero en el libro del Éxodo nunca se nombran los nombres de tales magos ni en ningún otro libro del Antiguo Testamento, Pablo está citando la tradición oral judía.

Por lo tanto, si tales ejemplos existen y si el mismo Jesús predicó haciendo referencia tanto a las Escrituras como a la Tradición, ¿porqué su Iglesia debería estar limitada sólo a las Escrituras?, ¿está Su Iglesia menos auxiliada por el Espíritu de Dios que el pueblo judío que la precedió?

Proposición: ¿Los obispos de la Iglesia de los primeros siglos consideraron que su autoridad para enseñar estaba guiada y protegida por el Espíritu Santo y para el bien de la iglesia?

Hecho: Si, así lo creían. Y tenían buenas razones para creerlo, como es evidente en Juan 14:16-18, 26; 16:12-13:

16y yo rogaré al Padre, y os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: 17el Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros y está en vosotros. 18No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros… 26pero el Abogado, el Espíritu Santo, que le Padre enviará en mi nombre, ése os lo enseñará todo y os traerá a la memoria todo lo que yo os he dicho… 16:12Muchas cosas tengo aún que deciros, mas no podéis llevarlas ahora; 13pero cuando viniere Aquel, el Espíritu de verdad. os guiará hacia la verdad completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere y os comunicará las cosas venideras.

Pregunta: ¿A quién habla Jesús aquí?

Respuesta: A los Apóstoles.

Pregunta: ¿Sólo a los Apóstoles o a toda la Iglesia también?

Respuesta: A toda la Iglesia también, como es evidente en 14:16 (…estará con vosotros para siempre), 17 (…permanece con vosotros y está en vosotros) y en Juan 17:20-21, donde continúa con este tema en la Última Cena:

20Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra, 21para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que también ellos sean en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Hecho: Por lo tanto, Cristo promete que el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, permanecerá no sólo con los Apóstoles, sino enteramente con su Iglesia, la cual necesita ser guiada y confortada cuando los Apóstoles se hayan ido.

Hecho: Cristo no expresa que es necesario un registro escrito para recordar Sus enseñanzas, en lugar de eso, el Espíritu Santo (que asistirá siempre a su Iglesia), le recordará a su Iglesia todo lo que Él ha enseñado (Juan 14:26).

Hecho: Cristo llama al Espíritu Santo el «Espíritu de Verdad» (Juan 14:17, 16:13)

Hecho: Cristo habla acerca de cómo este Espíritu permanecerá con la Iglesia y estará con ésta siempre, guiándola hacia la verdad.

Hecho: 1Timoteo 3:15 llama a la Iglesia «el pilar y el fundamento de la Verdad». Sin embargo, la Escritura nunca es llamada o referida de este modo, ni tampoco se le considera una autoridad aparte de la iglesia, aunque esté guiada por el mismo Espíritu Santo (2Pedro 1:20-21; 2:1-3).

De esta manera completamos el círculo. En Mateo 23 Jesús proclama que los escribas y fariseos tienen autoridad para enseñar y guiar porque ellos son los sucesores de Moisés, para el pueblo judío, y que los judíos «deben hacer y guardar lo que les digan».

Uno debe asumir que esta misma autoridad también la poseían aquellos que representaban la «cátedra de Moisés» antes que ellos, aquellos que decidieron cuáles libros del Antiguo Testamento eran divinamente inspirados, etc.

Si estos líderes judíos fueron divinamente guiados para definir el canon del Antiguo Testamento en el año 200 a. C. (la Septuaginta), ¡de qué manera prodigiosa estarían asistidos por el Espíritu de Verdad aquellos obispos católicos cristianos en Cartago en 397 A. D. (en la definición del canon del NT)!

Así, la Biblia es producto de la Iglesia ¡y no de cualquier otra manera! Y la Escritura testifica esto, la misma Escritura que testifica que la verdad cristiana proviene de dos vías: a través de la Sagrada Escritura y de la Sagrada Tradición (2Tesalonisences 2:15).

Obviamente, esta verdad cristiana, mejor conocida como el Evangelio no puede ser modificada, pero está confinada a la Revelación que nos viene de los Apóstoles. Sin embargo, es mantenida, preservada y continuamente definida y proclamada su precisión bajo la guía del Espíritu Santo, quien estará con nosotros siempre y quien impedirá que la Iglesia extravíe el camino.

Pero es un error considerar el mensaje cristiano como un simple registro escrito preservado por medios humanos y dependiente de la humana inteligencia. En su lugar, esta Verdad es viva y dinámica, respaldada consistentemente e infalible a través de los siglos sobre su «pilar y fundamento», la Iglesia Católica.

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Se utilizó la Sagrada Biblia de Nácar-Colunga para la traducción de los versículos referidos. Y para la traducción de las epístolas de San Clemente y San Ignacio, la página: escrituras.tripod.com

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PRESENTACION

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