Estrategias para legalizar el aborto

Título: Estrategias para legalizar el aborto
Autor: Vida Humana Internacional
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1. La mentira de que el aborto legal es «seguro»

Una de las estrategias para legalizar el aborto a petición en la América Latina, en la mayoría de cuyos países es ilegal, es la que se conoce con el nombre engañoso de «salud reproductiva» o «maternidad sin riesgos». Esta estrategia es promovida por organizaciones como la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF), Family Health International y otras.

Parte de esta estrategia es exagerar muchísimo el número de muertes maternas por aborto ilegal, para entonces alegar falsamente que «es necesario» legalizar el aborto para que éste sea «seguro». Por ejemplo, en su campaña para «educar» a la gente a favor de la legalización del aborto en los Estados Unidos, los proabortistas decían que había entre 5,000 y 10,000 muertes maternas por abortos ilegales al año en ese país. Sin embargo, no había ninguna evidencia que apoye esa afirmación. Al contrario, solamente se sabe de unas 90 muertes en 1972, el año anterior a la legalización del aborto a petición en todo el país. El Dr. Nathanson, proabortista militante en aquel entonces y convertido luego en dirigente pro vida, confesó más tarde que las cifras de 5,000 ó 10,000 muertes fueron inventadas para lograr la legalización del aborto.

Por otro lado, la afirmación de que el aborto legal es seguro para la mujer que aborta es otra falsedad. Según fuentes autorizadas, no hay duda de que en los Estados Unidos, el número de lesiones graves y de muertes maternas a causa del aborto, ha ido aumentando en vez de disminuir desde 1973. La Comisión de Actividades Profesionales y Hospitalarias descubrió que en 1969, alrededor de 9,000 mujeres fueron admitidas en los hospitales de los Estados Unidos para recibir tratamiento, debido a lesiones directamente causadas por los abortos. En 1977, esa cifra casi se duplicó a 17,000.

Además, todo grupo pro vida importante tiene documentación sobre las mujeres que han muerto por abortos legales y «seguros», pero cuyas muertes no son tomadas en cuenta debido a las trampas en el uso de las estadísticas por parte de la industria del aborto. (Véase: Las leyes del aborto\En EE.UU. y Lo que dicen sobre el aborto\Los ex abortistas.) Es un hecho comprobado que todos los años en los Estados Unidos por lo menos de 50 a 100 mujeres mueren por causa del aborto. Se sabe también que a casi todas las mujeres que mueren varios días después de un aborto, se les adjudican otras causas de muerte distintas del aborto en sus certificados de defunción. Sin embargo, estas muertes deberían ser incluídas en el total de muertes maternas por aborto en ese país.

De manera que la razón de que no tengamos cifras más exactas sobre el número de muertes maternas por aborto legal en los Estados Unidos es porque existe una conspiración de silencio en torno al problema. En efecto, los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, han admitido que las cifras de muertes maternas por aborto legal en ese país no se reportan en el 50% de las veces, pero que a pesar de esto el aborto es la sexta causa de muerte materna en los Estados Unidos.

Además de los datos mencionados, se tiene constancia de que, desde la legalización del aborto a petición a nivel nacional en los Estados Unidos en 1973, éste ha aumentado de 8 a 16 veces en ese país. En efecto, antes de 1973 había de 100,000 a 200,000 abortos ilegales en los Estados Unidos, número que ha ido aumentando hasta alcanzar la cifra de unos 1.6 millones al año. Consecuentemente ha aumentado también el número total de muertes maternas y complicaciones por aborto desde su legalización, pues si bien el aborto legal es menos arriesgado que el aborto ilegal, sin embargo, debido a que ha aumentado tanto el número total de mujeres que han abortado en los Estados Unidos, el número total de muertes maternas y complicaciones debido al aborto ha aumentado considerablemente también.

Un patrón similar ha ocurrido también en la mayor parte de los países donde se ha legalizado el aborto. Y lo mismo ocurrirá en aquellos países de la América Latina donde se caiga en el monstruoso error de legalizar el aborto.

FUENTE: Véase: Catálogo\Consecuencias sociales, políticas y legales del aborto.

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2. Exageración del número de muertes maternas por aborto ilegal en la América Latina y en el mundo

Como parte de su esfuerzo por legalizar el aborto en la América Latina y otros lugares, los proabortistas continuamente exageran el número de muertes maternas por aborto ilegal, para entonces alegar falsamente que «es necesario» legalizar el aborto para que éste sea «seguro» (véase arriba).

En México, por ejemplo, activistas como éstos citaron las cifras de la Cámara Nacional de Hospitales, la cual reportó en 1991, 300,000 muertes maternas por aborto ilegal al año en ese país. Sin embargo, esta exageradísima cifra se estrella estrepitosamente contra los datos del Anuario Estadístico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1988, según el cual en ese país murieron en 1983 sólo 177,420 mujeres de todas las edades y por todas las causas; 22,330 de ellas en edad fértil. La OMS también reportó 216 muertes debido a los abortos, sin especificar si esta cifra incluía o no los abortos espontáneos.

En Brasil, algunos activistas a favor del aborto indicaron que el diario O Globo informó en 1988 que cada año morían 400,000 mujeres por aborto clandestino en ese país. Sin embargo, según la OMS, el número total de muertes maternas en ese país en 1983 fue de 2,166, de las cuales no más de 371 fueron por aborto.

Los proabortistas también propagan la falsedad de que en el mundo mueren al año un millón de mujeres por aborto ilegal, cuando la cifra correcta es aproximadamente 6,000. ¡Un factor de exageración de 167 veces!

FUENTES: Ibíd.

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3. «Salud reproductiva», otro aspecto de la estrategia proabortista

Otra manera de llevar a cabo la estrategia de la «salud reproductiva» (véase más arriba) para legalizar el aborto a petición, es la de promover las famosas «excepciones», sobre todo la de la «salud» de la madre, como el mal llamado «aborto terapéutico», el cual no está justificado ni médica ni moralmente y al cual hay que distinguir del aborto indirecto. (Véase: Iglesia Católica\Aborto.)

Los proabortistas también usan los casos de violación, incesto, defectos en el bebé, etc., para lograr la legalización del aborto a petición. Pero no nos dejemos engañar, el aborto directo es un crimen en todos los casos y además ningún país del mundo que ha comenzado con las famosas «excepciones» ha podido detener después la legalización del aborto a petición. Las «excepciones» llevan siempre al aborto a petición.

En los Estados Unidos, en particular, el caso de «Roe v. Wade» se dió porque una mujer alegó que necesitaba practicarse el aborto debido a que su embarazo fue causado por una violación. Luego se descubrió que lo de la violación era mentira y hasta la propia mujer se ha arrepentido de haber sido proabortista, pero hoy en día se practican 1.6 millones de abortos al año en ese país, de los cuales el 98% son por razones socioeconómicas o de conveniencia. Esto sucedió porque el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dió una definición tan amplia de la salud, que cualquier factor socioeconómico puede ser utilizado para justificar legalmente (no moralmente) el aborto.

¿Podría suceder esto en Latinoamérica? Es de temer que sí porque, por ejemplo, en Panamá, según el segundo inciso del artículo 144 del Capítulo III del Código Penal, el aborto no será penalizado «si el aborto es realizado con el consentimiento de la mujer, por graves causas de salud que pongan en peligro la vida de la madre o del producto de la concepción» (el énfasis es nuestro, nótese el eufemismo utilizado para describir al bebé por nacer). Luego más adelante, en ese mismo inciso, el Código dice que «corresponderá a una comisión multidisciplinaria designada por el Ministerio de Salud determinar las causas graves de salud y autorizar el aborto» (de nuevo, el énfasis es nuestro).

Ya explicamos que ninguna razón de salud puede justificar el aborto directo, e hicimos la distinción entre aborto directo e indirecto, cuando la vida de la madre peligra. Pero lo que queremos señalar aquí es que, según este Código Penal, las «graves causas de salud» serán las que determine el Ministerio de Salud de Panamá. Si dicho ministerio llega a tener un concepto amplio de la salud, como el del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, ¡Panamá tendrá aborto a petición! ¿Cuántos países más de Latinoamérica no habrán caído ya en esta trampa o están por caer en ella?

Alguno pudiera objetar que se trata de «causas graves de salud». Pero se podría dar el caso de mujeres que se sienten inclinadas al suicidio alegando que su embarazo les produce una gran angustia o depresión (debido, por ejemplo, al resultado de una violación, incesto o alguna otra situación difícil). Esto podría ser utilizado como «causa grave de salud» por los proabortistas. Entonces en vez de ayudar a esas pobres mujeres a superar su triste situación, se les daría la falsa «solución» del aborto, el cual, además de destruir la vida de su hijo, les causarían daños psicológicos aún peores.

Una vez que la «salud» se convierte en justificación legal (no moral) del aborto, entonces el próximo paso es alegar falsamente que el aborto es un «derecho» humano, ya que los medios para intentar lograr, recuperar o mantener la salud, son derechos de la persona. Esto es precisamente lo que la IPPF y las Naciones Unidas (ONU) están tratando de lograr en la actualidad, no sólo con respecto al aborto quirúrgico, sino también con respecto a la «planificación familiar» (anticoncepción, esterilización y aborto) y a la «educación sexual» (adoctrinamiento sobre la «planificación familiar» a niños y jóvenes), bajo los eufemismos de «derechos reproductivos» o «derechos sexuales». Ambas instituciones «han descubierto» estos «nuevos derechos» y, peor aún, quieren «renovar» la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, de tal manera que estos «nuevos derechos» sean incluídos en ella. De esta manera si la ONU, la IPPF y otras organizaciones o gobiernos antivida de países poderosos logran que esta «nueva» Declaración Universal se haga legalmente vinculante en todo el mundo, entonces lograrían que el aborto se impusiera en todos los países como un «derecho internacional», al que ninguna nación pudiera sustraerse.

FUENTE: Ibíd.

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4. Las proabortistas promueven el peligroso aborto autoinducido

Durante la intensa campaña que finalmente culminó con la legalización del aborto en los Estados Unidos, las feministas proabortistas alegaron que querían que las mujeres que van a abortar sean atendidas por médicos, para evitar complicaciones y muertes maternas. Sin embargo, actualmente promueven agresivamente un procedimiento que induce a muchas mujeres a abortar solas, en la privacidad de sus hogares. De hecho, promueven también el aborto autoinducido por aspiración manual, y hasta ofrecen «cursos» para enseñarles a las mujeres cómo provocárselo ellas mismas.

Hoy en día, después de más de 20 años de aborto legal, nos encontramos con personas, que ni siquiera son médicos, que están realizando abortos. En el Estado de Montana la ley lo permite, y en Vermont hasta la tercera parte de los abortos son llevados a cabo por «ayudantes de médicos».

FUENTE: Vogue, julio de 1991.

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ABORTO

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